En cambio, el CBD afecta el sistema endocannabinoide indirectamente al modificar la capacidad del receptor cannabinoide para unirse tanto a los fitocannabinoides como a los cannabinoides endógenos. También actúa de forma indirecta sobre ciertas enzimas responsables de la descomposición o degradación de los endocannabinoides. Encontramos un ejemplo en que el CBD inhibe la degradación de la anandamida mediante la enzima FAAH. Esto conduce a un aumento de los niveles séricos de anandamida, un cannabinoide endógeno vital para la salud humana.

El sistema endocannabinoide influye en una amplia gama de funciones fisiológicas porque su objetivo principal es mantener la homeostasis fisiológica. Modera la función cerebral, el sistema endocrino, el sistema tegumentario y el sistema inmunológico. Cuando se estimula el sistema endocannabinoide, ya sea por medio de los cannabinoides endógenos o de los fitocannabinoides como el CBD, se ven afectados muchos aspectos diferentes de la función física y mental. Esta es la razón por la cual el CBD, junto con otros fitocannabinoides, es un tratamiento potencial para una amplia gama de enfermedades y trastornos.

El Dr. Ethan Russo, doctor en medicina e investigador del cannabis, plantea la hipótesis de que un sistema endocannabinoide disfuncional sea la causa de muchas enfermedades resistentes al tratamiento, como la migraña, la fibromialgia, el EII y otros trastornos. Sobre la base de su investigación, se encuentra una explicación de por qué el CBD y el sistema endocannabinoide son objetivos tan importantes en el tratamiento de estas afecciones concretas.

Hasta la década de 1960, ni siquiera se sabía que el cuerpo humano contuviera un sistema endocannabinoide o que existiera tal fenómeno fisiológico. Desde este descubrimiento, el sistema endocannabinoide se ha relacionado con los procesos de curación y recuperación del cuerpo humano. Este ha sido un enorme motor impulsor de la investigación del cannabis y del CBD.

Fuente: SensiSeeds.com